...Era una hermosa mujer de piel blanca,
con cabello crespo y sangre mestiza,
Todos en la Rivera Zamoreña la conocían,
no por su bondad, si no por su intensidad al amar,
Ella no fue culpable, ella solo seguía su corazón,
nadie la educó, muy joven quedó viuda y la soledad
la hizo refugiarse en amores clandestinos...
Sola veía pasar los días desde esa puertita frente al Río.
Aún recuerdo que siendo niña le pedía un tostón
para el pulque con Don Vicente Caballero,
¡Ah! mi viejita, podrán decir de ella lo que quieran,
pero para mi, fue la única mujer que pude llamar:
Abuela!
~Arely Huber
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