En ese pueblo costero donde inició la magia,
hubo miradas que no debieron cruzarse,
manos que entrelazarse no debían;
historias que no debieron iniciar;
sin embargo hubo hechizo, las miradas se buscaron,
esas manos se sintieron, y las historias se escribieron...
¿Quién podrá encontrar al hechicero que con sus manos
deshaga las miradas, termine la historia y todo se haga nada?
No existe tal...
Solo el recuerdo, solo el sentir de un amor sincero
que quedó allá en ese pueblo costero...
Arely Huber
México
2012 ©
2012 ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario