Me entregué, le amaba.
Dejé todo para seguirle.
Cambié mis hábitos, mi forma de pensar, mi religión.
No me importó nada, con tal de estar junto a él.
Le daba todo, todo lo que necesitaba para ser feliz.
Un día, me cambió por otra que era muy parecida a mí.
Esa noche lloré, quise morir, gritaba de celos a causa
de toda la furia que me invadía por ese desliz...
No sé como pudo escribir en su última carta
que yo le había llevado a morir;
si él en vida, me mató primero a mí.
~Arely Huber
D.R.2016
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