Gracias por haberme herido con tus verdades, gracias por sacar de tu interior todo ese veneno que sentías por mí,
gracias por desgarrar mi alma con tus palabras y humillaciones.
Hoy sé perfectamente en quien no debo volver a creer y a quien si debo darle mi prioridad.
Gracias por tanto dolor, lo pagué con ríos de llanto;
y aunque tarde en sanar y la herida se abra cada vez que recuerde tus palabras revoloteando mi cabeza:
Seguiré adelante.
Porqué hoy puedo decir que SOBREVIVÍ, hoy estoy más fuerte.
Difícilmente volveré a creer en ti, pero no me alejo, te dejo ahí para que me sigas viendo y reconociendo
lo que nunca has valorado en mí.
Dios tenga misericordia de ti.
Arely Huber
D.R.2017