El, vivía su fantasía
entregado aquél
personaje que no
tuvo el privilegio
de ser.
de ser.
Bailaba al contorno
de sus anchas caderas,
insinuando al pecado
a ese chico que le
miraba sin querer.
a ese chico que le
miraba sin querer.
Soñaba con él, quería
llevarlo al placer,
como una presa fácil
y sin dejar de ser él.
Lo acosaba.
Lo acosaba.
Se olvidaba que era su
imagen lo que lo tenía
rendido a sus pies y
no el verdadero monje
reprimido tras el vestido
negro aquél...
2013 ©
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